lunes, 12 de marzo de 2018

NECESITAMOS QUE NOS DIGAN QUE MERECEMOS VIVIR PARA SEGUIR ADELANTE. (CRÍTICA A BUNGOU STRAY DOGS).



Los humanos, como parte de nuestra naturaleza cambiante, vamos desarrollando nuestra vida en función de una sociedad que presenta una diversidad muy amplia de valores. De tan diferentes que son en muchas ocasiones, chocan y de ninguna forma se puede saber cuál de ambos podría estar equivocado, amén de que ninguna de las posturas cedería a ser la incorrecta. ¿Quién decide lo que está bien y lo que es malo? Nosotros mismos en base a nuestra sociedad, por lo que algo externo puede ser tachado de peligroso.

Hablando de valores, ¿cómo reaccionarías si encontraras a una persona surcando la corriente de un río con el torso sumido en las aguas? Después de un pequeño soliloquio del protagonista, Atsushi, en el que nos pone en su situación de orfandad y abandono, pues lo echaron del hospicio, y encontrándose en esta curiosa situación, decide ayudar al hombre a pesar de su falta de energía. Dazai, lejos de darle las gracias, le recrimina haberle salvado cuando lo que quería era suicidarse, un tema recurrente para él y que lleva de manera cómica durante toda la serie. De esta manera tan extravagante, Bungou stray dogs abre su telón.

Mientras alimentan a un Atsushi famélico, Dazai y su compañero Kunikida le explican que pertenecen a la Agencia Armada de Detectives, que se encarga de aquellos casos en los que la policía tradicional no conseguiría resolver mucho. El chico se convierte en una fuente de información cuando descubre que el tigre que le perseguía es, en efecto, lo que aquellos hombres buscan, y de una forma o de otra acaba siendo un cebo para sí mismo. Atsushi no es un chico cualquiera, con su poder, Tigre lunar, adopta la forma de un tigre blanco que fue sembrando el caos por los alrededores y, especialmente, en el orfanato que lo abandonó, y dado que tiene un poder, Dazai decide acunarlo bajo su ala y promoverlo para que sea agente de la compañía.

Más pronto que tarde habremos conocido, al menos de vista y con cada capítulo, un poco más a todos los integrantes de la agencia y algún otro con relevancia, como Akutagawa, de Port Mafia, el mayor quebradero de cabeza del Gobierno; la otra sociedad con poderes de Yokohama, donde se desarrolla la historia.

La trama en sí está integrada de forma que conocer a los personajes y sus distintos poderes conlleva irremediablemente a que la historia progrese. Sumado a ello, los recurrentes encuentros entre personajes contrarios con ideales diametralmente opuestos permiten una fluidez lógica acorde con la trama, que se vuelve más compleja con la aparición de Guild, una tercera organización, esta vez extranjera, que llevará a las nativas a tomar decisiones desagradables. 

El paso de escenas es a la par ameno e interesante, ya que la tensión que pueda generar una situación seria se contrarresta con un poco de comedia vinculada a las características de los personajes, tan disparejos como son entre ellos. Con todo, recibir información de las personalidades y  avanzar en la caracterización de ellos hace que ver veinte minutos de anime se haga muy corto. Como tal, la historia es de las más simples, la guerra de bandas, en este caso más bien sociedades, amparada por el hecho de que una forma parte del gobierno y la otra de la mafia. El cómo se desarrolla es algo que prefiero se vea en lugar de ser contado.

Obviando la trama, quisiera hacer más hincapié en los personajes en sí, desafortunadamente de manera general o tendría que hacer un libro en lugar de una reseña. Lo que me ha fascinado de ellos es que su historia está bastante marcada, lo que implica un compromiso con el espectador, quien participa como si la información se le estuviera transmitiendo directamente a él, así como la voluntad de cada uno, que en tan solo una frase podrían describirse solo por el tono y el mensaje que transmiten.

Como es evidente, el que más evoluciona es Atsushi, que pasa poco a poco de ser el huérfano abandonado bueno para nada al que nadie quiere vivo a ser un elemento imprescindible en la agencia. Se comprende la tara psicológica que le producen las vejaciones en el orfanato y su posterior expulsión, pero llega un punto en el que esta posición debió quedarse atrás, y me refiero al que yo considero que es el punto de inflexión en su comportamiento. El sentido de existir de Atsushi gira en torno a la aprobación; ser aprobado como merecedor de vivir por la gente. Dado su fuerte sentido de amor por la vida, esa necesidad de traduce en un ferviente interés en salvar a tantos como sea posible, aunque conlleve su muerte.

El otro personaje que quisiera sacar a la palestra es Dazai. El motivo de hablar sobre él brevemente es el mismo por el que es un personaje misterioso: su vida, más concretamente sus relaciones sociales. Lo conocemos por su actitud mayormente cómica durante toda la primera temporada, sin permitirnos dejar de preguntarnos quién es y de dónde salió. Conociendo esta incertidumbre, se nos recompensa con cuatro capítulos dedicados a su pasado y el momento que determinó su entrada a la agencia en la segunda temporada. La importancia que se le quiso dar a este personaje a lo largo de la serie se ve cuidadosamente mimada para demostrar que, ante todo, podría representarse como un nexo entre tanto prodigio con poderes, y por ello debería dársele importancia a sus desapariciones y aportes en las escenas.

El quid de la cuestión de este anime radica en el valor de las vidas y el motivo que tienen para luchar. Sea la aceptación de otros, cercanos o no, los ideales propios de una persona o el
afecto por otra, incluso la búsqueda de la luz entre la desesperación, cada persona tiene algo por lo que seguir adelante a pesar de las dificultades que se nos puedan presentar en nuestro camino. Tratamos una vida que nos da el derecho a vivir, pero vivir implica luchar, y luchar a su vez que nuestros motivos no sean buenos para otros a pesar de que desde nuestro punto de vista estén bien. Con todo, buscamos una razón por la que vivir y, como el propio Atsushi dice en una ocasión, necesitamos que nos digan que merecemos vivir para seguir adelante. Este es, a todas luces, un tema muy óptimo para debate, algo que en una reseña puedo exponer vagamente y sin hacerle justicia al anime, a mi parecer.

Como dato curioso decir que los nombres de los personajes y sus poderes hacen referencia a autores de diversas procedencias, amén de que sus poderes corresponden a obras del autor, no por nada la traducción de bungou stray dogs sería perros callejeros literarios. Por último, quisiera darle las gracias a cierto amigo por recomendarme esta pequeña joya y prestarme un poco de ayuda presentándome su primer ending, de mano de Lucky life, Namae wo Yobu yo, cuando necesitaba que gritaran mi nombre. Gracias a ti, Babú, y mis respetos a Kafka Asagiri, autor de la parte escrita en la que se basó este anime.

KOSU MADE

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