domingo, 22 de enero de 2017

Análisis del capítulo 75: "Goku y Krilin. El lugar de entrenamiento que trae nostalgia".



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Nos encontramos ante un capítulo de relleno más, donde se gira en torno al entrenamiento de Goku en la Tierra. En un principio, Gohan hizo el favor de entrenar durante un tiempo con su padre, pero Chi-Chi los echó de allí porque estaban estropeando el cultivo. Ya era hora de ver de nuevo ese enfrentamiento entre padre e hijo, aunque sólo fueran unos minutos; y también se echaba de menos la casi olvidada transformación de Super Saiyan.



El caso es que Goku necesitaba entrenar más tiempo, y Goten pensó por él diciéndole que podía hacerlo con Krilin. Aquí entramos en una situación un poco decepcionante: 
¿Qué te ha pasado, Krilin? ¿Desde cuándo una bala de pistola hacía daño a un guerrero Z? Menos mal que tiene una mujer que también se preocupa por eso y le hace ver que el Krilín que ella quiere tiene que ser más fuerte; no puede decepcionar a su hija.

No hay mejor decisión en este capítulo que reflejar lo que hace muchos años vimos en la tele, cuando Krilin, Goku y nosotros éramos unos niños llenos de ilusión. Decidieron pedirle a Mutenroshi que les entrenara de nuevo. Y eso no es todo, sino que, como en los viejos tiempos, también vimos combatir a Krilin y a Goku. Eso sí, nuestro querido Kakarotto tendría que pelear con un disfraz de tortuga que pesaría una buena cantidad de toneladas. Lógicamente, Krilín es humillado y empieza a confirmarse a sí mismo que su poder va en decadencia.














Al día siguiente, Mutenroshi les encomienda como entrenamiento un encargo. No, no es repartir botes de leche por un pueblo, ni buscar una piedra, ni arar el campo, ni esquivar avispas atados a un árbol, etc. Se trata de recoger una especie de planta que solamente se encuentra en una isla remota, en un bosque profundo, con el fin de dar fuerzas al vejestorio pervertido que tienen como maestro. 

Allí se encuentran a la guía turística Uranai Baba, quien los lleva por el camino más peligroso del bosque, para que no se aburran. Finalmente, el capítulo acaba con Goku y Krilin recibiendo una especie de genjutsu propio de los Uchiha. Aparecen los principales enemigos que han existido a lo largo de la serie, desde Tambourine hasta Super Buu. Veremos cómo acaba esta misión en el próximo episodio.


En Dragon Ball Super saben aprovechar el relleno. Se trata de un capítulo nostálgico, en el que vemos situaciones que nos recuerdan al principio del todo, como cuando Goku y Krilin escapaban de un tiburón en un lago; eso sí que era entrenamiento, señoras y señores. 

El hecho de ver combatir a padre e hijo también se nos viene a la mente ese momento en el que entrenaban en la sala del tiempo a la espera del torneo de Célula. Ya no sólo es eso; como dije anteriormente, se han visto a muchos enemigos que fueron enfrentados en su momento: Tambourine (autor de la primera muerte de Krilin), Piccolo Daimao, las fuerzas especiales de Freezer, el mismo Freezer, Nappa, Vegeta, Célula y Super Buu. ¡Cuánta maldad hay! Esperemos que Krilin haga gala de su coraje y nos demuestre en el siguiente episodio que no sólo sirve para morir. Hasta la semana que viene.


Elthegor

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